Resumen Parashat Koraj
3 julio, 2019
Parashat Koraj – Rab Alejandro S. Bloch
El libro de Bemidbar (Números) comienza ordenado. El censo de los miembros de las tribus de los hijos de Israel, la organización del campamento, los sonidos para las diferentes convocatorias y movimientos, las tareas de los hijos de Leví, etc.
Pero, de un momento para otro, todo se transforma en disputas: El deseo de carne, los reclamos, el anhelo de regresar a la esclavitud idealizada, el informe de los exploradores y el desaliento del pueblo.
En nuestra parashá, son algunos líderes los que enfrentan a Moshé, Koraj entre ellos. Los comentaristas se dividen en la motivación de Koraj y su gente: Algunos dicen que tuvieron celos de Moshé y su hermano Aharon; otros que deseaban más poder; otros que los primogénitos se habían sentido molestos por la designación de la casa de Leví para ser Cohanim (sacerdotes).
Son varios los comentaristas que encuentran una relación con la sección anterior, Parashat Shlaj Lejá, con lo ocurrido en nuestra parashá. Rashi mismo, al final de un extenso comentario (al versículo 16:1) describe a Koraj desafiando por temas halájicos (legales) a Moshé, en un tono burlón le pregunta si un Talit todo Tejelet (celeste) necesita llevar tzitzit o está exento.
Najmánides (Rambán), toma una línea de interpretación diferente. Para él, la cercanía de las secciones es para resaltar que existió un quiebre del amor del pueblo a Moshé, después del evento de los exploradores, ya que comprendieron que nunca entrarían en la Tierra de Israel.
Este comentario es revelador, ya que el motivo de las disputas de Koraj y su grupo con Moshé, de acuerdo a Ramban, son producto de la toma de conciencia de que no serán los sujetos de la promesa inicial de tener una nueva vida en libertad, en la Tierra de Israel.
No poder disfrutar de esa promesa hacen brotar una y otra vez las disputas, de aquí hasta el fin de libro de Bemidbar. No es el quiebre con Moshé, es el quiebre interno de reconocerse sin posibilidades de cumplir el objetivo inicial. Saberse una generación de transición trae frustración y la frustración trae el enojo que es el caldo de cultivo de las peleas internas.
Los objetivos colectivos son los que ordenan la tarea y permiten superar las dificultades, malos entendidos y confrontaciones. Esto es válido para el pueblo de Israel en el desierto, para un país, para una institución, para una familia. Estar orientados a la tarea y la misión, ayuda a sobreponerse a todos los obstáculos, y debería ser el mejor antídoto para las ambiciones personales.
Una vez que la misión se desdibuja, una vez que la energía y el esfuerzo pierden sentido, comienzan las divisiones y enfrentamientos. En este sentido, la Torá es eterna, no sólo nos relata eventos del pasado, sino que también nos describe nuestros propios trayectos por nuestros desiertos, para que podamos llegar a nuestras propias tierras prometidas.
Koraj pensó que le correspondía ser el personaje principal y llamó a todos los que habían sumado descontento a que se le sumen en la protesta, en vez de hacer de su rol como líder un aporte a la causa, inclusive a sabiendas que ni les tocaría heredar la tierra. Eligió la confrontación al diálogo, la división a la unidad.
Evaluemos a cada instante si somos como Koraj, o si somos como Aharon que como dice el Pirkei Avot, amaba la paz y corría en pos de ella.
Shabat Shalom