Resumen Parashat Noaj
20 octubre, 2017
Mirando el arco Iris La naturaleza es sorprendente. Colores, aromas, formas, texturas; todo se encuentra a nuestra disposición. Pero ¿Qué tal si detrás de cada elemento de la naturaleza se escondiese un mensaje? Cuando el primer hombre fue creado, Adam, se encontraba solo frente a la vastedad de la tierra. El era único (en todo sentido) frente a la multiplicidad y a la pluralidad de la naturaleza. La naturaleza es tempestuosa, despampanante, majestuosa; es todo aquello que el hombre sea capaz de describir. Sin duda cada uno de nosotros tiene un “objeto” de la naturaleza que prefiere por sobre otro. Para alguno será alguna flor por su aroma y textura, para otros la tempestad del mar, para otros la sensación del sol cuando nos abriga. En la Parashat Noaj que leemos esta semana también hay un elemento de la naturaleza que sobresale por sobre los otros. Antes de continuar leyendo, quien conoce un poco la historia de Noaj y del diluvio puede asegurar que ese elemento será el… por supuesto, el agua. Pero no. El agua es tan solo una parte, necesaria pero no exclusiva, del elemento central de está parasha. Estoy hablando del Arco Iris, en hebreo Keshet. Repasemos la historia de Noaj en 2 líneas. Diez generaciones luego de Adam, la tierra se corrompe y D´s decide destruir su propia creación; pero para asegurar la continuidad a la vida le pide a Noaj (un hombre justo de aquella generación) que lleve a su esposa, hijos, las esposas de sus hijos y algunas parejas de animales a un Teba (arca) para resguardarse del diluvio que azotará al mundo. Noaj cumple y D´s también. Al cabo de unos meses los únicos seres vivos eran los que estaban en la Teba. Me pase de las dos lineas pero por poquito. Y ahora llega el momento del Arco Iris. La Tora nos relata que D´s realiza un nuevo pacto con Noaj: ” Y en cuanto a Mí, he aquí que establezco Mi pacto con ustedes, y con su descendencia después de ustedes.” (Bereshit 9:9) Este es el primer pacto de la Tora. Y este Brit (pacto) tiene una señal: “Y el arco Iris estará en la nube, y lo veré para recordar el pacto perpetuo entre D´s y todo ser viviente.” (Ibíd 9:16). El elemento, dentro de la pluralidad y vastedad de la naturaleza, que elige D´s para sellar el pacto, es el Arco Iris. Un elemento que se forma con dos elementos básicos que nos dan vida (pero que también pueden quitarla). El sol que nos abriga y nos nutre, y el agua que es la fuente misma de la vida. Pero el Keshet tiene una característica más, al igual que este pacto. Este pacto no es con el pueblo de Israel, este pacto es con la humanidad, kol nefesh jaia señala la Tora. El pueblo de Israel ya va a tener tiempo para pactar con D´s (luego con la entrega de la Tora y posteriormente en el monte Moab en los últimos días de la vida de Moshe). Este pacto es con todo lo que fue creado. Y como todo lo creado es plural, es diverso, así también es el Arco Iris. En esos días que llueve pero que el sol está presente sucede algo maravilloso; lineas de colores se dibujan en el cielo. Grandes y chicos nos quedamos viendo aquel hermoso espectáculo de la naturaleza. Pero detrás de esos colores y su brillo se esconde un mensaje, se esconde un pacto. El Keshet está para recordarle a D´s su pacto con la vida, y a los hombres para recordalres que la vida es diversa. El Arco iris es pluralidad. El arco iris sale de vez en cuando para hacernos abrir los ojos y ver en cada uno de esos colores una expresión de vida, una nación diferente, una creencia religiosa diferente, un modo de vivir diferente. Y el Arco Iris nos muestra que de vez en cuando diversas etnias, naciones, religiones y hombres pueden entenderse y aparecer unidos para darle a toda la humanidad un espectáculo único. Iehi Ratzon miLefaneja, Sea su voluntad que podamos ver Arco Iris más seguido, más duraderos, con más colores y con más vida.
Shabat Shalom