El Holocausto (del griego “completamente quemado”) en el discurso científico moderno representa la política de la Alemania nazi, sus aliados y cómplices que se tradujo en la persecución y el exterminio de seis millones de judíos entre los años 1933 y 1945.
El término “holocausto” fue acuñado por primera vez por el futuro ganador del Nobel de la Paz, el escritor Elie Wiesel, en calidad del símbolo de las cámaras de gas y los crematorios donde los nazis exterminaban a quienes consideraban representantes de las “razas inferiores”.
Tras el estreno mundial de la serie estadounidense “Holocausto” en 1978 el término comenzó a formar parte de nombres de museos, monumentos y centros educativos.
La fecha del 27 de enero no fue elegida por casualidad: ese día del año 1945 el Ejército soviético liberó el mayor campo de exterminio, el de Auschwitz en Polonia, en el cual perdieron la vida, según distintas estimaciones, entre 1,5 y 4 millones de personas.
Hasta el momento no se ha logrado determinar el número exacto de víctimas de Auschwitz ya que numerosas evidencias fueron destruidas y los propios nazis no registraban el número de las personas enviadas a las cámaras de gas.
Según los documentos de los Juicios de Núremberg, 2,8 millones de personas murieron en Auschwitz, el 90%, judíos.
El primer período de funcionamiento del campo, hasta mediados de 1942, es calificado por los historiadores como “polaco”, pues en aquel período la mayoría de los presos eran ciudadanos de Polonia.
El segundo período paso a conocerse como “judío”: precisamente la reunión que tuvo lugar el 20 enero de 1942 en un suburbio de Berlín, en el lago Wannsee, se dedicó al exterminio de un pueblo entero, “la solución final de la cuestión judía”.