Parashat Beshalaj

10 febrero, 2017

“Los caminos de la vida,
no son lo que yo esperaba,
no son lo que yo creía,
no son lo que imaginaba… “
Canta Vicentico en una canción hermosa. Me acuerdo que en colegio, cuando era chico (6 o 7 años) jugaba con mis amigos a un maravilloso juego que en pocos minutos te mostraba el camino de tu vida. El resumen es que en pocos minutos uno sabía con quién se iba a casar, cuántos hijos iba a tener, su condición económica y en dónde iba a vivir.
El número 24 era el que yo ponía casi siempre en el medio del cuadrado, como edad para casarme. ¡Es que yo iba a tener 24 años en el año 2000!
La M la C y la A (mis posibles futuras mujeres) por supuesto que no se las voy a decir, porque sería mala suerte, y uno nunca sabe…Pero la idea es hablar de Torá y no de mi niñez.
En esta Parashá, Beshalaj, en su primer versículo, Adonai manda a los Bnei Israel por un camino más largo del que podrían haber tomado, en su salida de Egipto, para que no crucen por la tierra de los Plishtim (filisteos) y así no encontrarse con una guerra temprana que los podría hacer regresar a Mitzraim (Egipto).
Camino corto, camino largo. Muchas veces se asocia al corto con el más fácil. En la vida vamos aprendiendo que no importa si es corto o largo nuestro camino, sino si es BUENO, HONESTO, CONSECUENTE, y también MÁGICO y DIVERTIDO.
Y como los números me parecen mágicos y también me divierten, los asocio con la Torá y a veces salen cosas interesantes para algunos, intrascendentes para otros,
y maravillosas para mi.
Casualidad o causalidad el primer versículo de esta Parashá – en la que como contamos antes, Dios hace ir a los Bnei Israel por el camino más largo-, es el primer versículo más largo de una Parashá que hay en la Torá, con 24 palabras. Ningún primer versículo de otra Parashá tiene tantas palabras.
Creo que a nuestras palabras, y a nuestros deseos debemos acompañarlos con acciones concretas para dales un sentido y un camino. En nuestros rezos solemos realizar acciones que acompañan y refuerzan lo que estamos diciendo (P.ej: Juntar las 4 puntas de nuestro Talit al pedir que Adonai nos junte a todos en paz desde los 4 rincones de la Tierra, antes de decir el Shema. O abrir nuestras manos cuando en el salmo 145, todas las mañanas y tardes, decimos que Dios abre sus manos para saciar a toda la Tierra).
Quizá con estas 24 palabras, que hacen que coincidan número y relato, El Creador de todas las Almas, nos quiera recordar una vez más, que no nos olvidemos de actuar, de accionar, de hacer.
¡24 horas tiene un día, aprovechémoslo hasta durmiendo!

Shabat Shalom UmeBoraj

Nico Reck
Estudiante del Instituto de Formación Rabínica Abraham J. Hescheli