Pinjás
Al comenzar esta parashá, notaremos que de hecho comienza con el último tema tratado en la parashá de Balak. Ahí, nos enfrentamos con toda la carga del hombre occidental contemporáneo frente a un episodio difícil, y en nuestra mente se agolpan todas las preguntas propias de los hijos de nuestro tiempo: ¿De verdad alguien podría enviar a sus hijas como medio para vencer a un enemigo? ¿De verdad estamos en una situación de inmoralidad por culpa de las hijas de Moab, o en realidad es un caso del tipo “El rengo le echa la culpa al empedrado”? ¿No estaremos poniendo nuestra propia culpa sobre alguien más con tal de salvar las apariencias? Hasta un cierto punto, si, estamos haciendo una apología del pueblo elegido. Sin embargo, debemos ser cuidadosos al abordar el tema
La Torá nos enseña que de hecho, Pinjás es premiado por D’s con un “pacto de paz” después de atravesar con una lanza a dos transgresores, un Israelita de la tribu de Shimón y la princesa de Moab que se comportaban inmoralmente ante toda la congregación y ante D’s. Al mismo tiempo, se nos indica que mientras esta inmoralidad ocurría, también comenzó una plaga por la ira de D’s que cobró 24.000 vidas de Israel, ya que este comportamiento era parte de un ritual pagano de las moabitas a sus deidades.
Muertos los principales transgresores, El Santo Bendito Sea Él premia a Pinjás por su celo de D’s y declara que gracias a Pinjás Su ira fue aplacada. En una lectura cuidadosa podremos distinguir 2 ámbitos y dos transgresiones distintas: por un lado la inmoralidad en la que caen los hijos de Israel con las Moabitas, y en segundo lugar, que esa primera transgresión es la que abrió la puerta para una transgresión mayor: la idolatría. Ese es el motivo por el que D’s realmente premia a Pinjás: No por ser un policía moral, sino por guardar la devoción a D’s. Ese comportamiento inmoral solo era el “gancho” para inducir a la idolatría.
No obstante que de ningún modo es aceptable ese tipo de comportamiento licencioso, la Torá nos enseña una importante lección: “Cuídate de tus pasiones y de tu yetzer hará”. Las peores cosas entran por la puerta de la tentación, y cuando actuamos por el egoísmo del hedonismo sin control estamos tomando un camino que no sabemos a dónde nos puede llevar bajo la influencia de una mente nublada. Esto es algo que puede ocurrir con todos los vicios que ofrecen un bien aparente que oculta un mal que de otro modo no querríamos en nuestra vida.
De esta manera, aún si en la práctica fue el policía moral, Pinjás no es premiado por ello en sí mismo, sino que es premiado por evitar que el pueblo de Israel se desviara de su verdadero deber: Servir a D’s y alejarse de dioses extraños, que incluso hoy siguen existiendo con nuevas apariencias.
Daniel Cuper S.
Seminarista Bet Jai