Devarim
Un proverbio alemán declara: “El miedo hace al lobo más grande de lo que es”, y en la parashá de Devarim, pareciera que es eso lo que Moshé Rabeinu observa que está viviendo am Israel en espera de cruzar el Yardén hacia la Tierra Prometida.
En el pasuk 27, Moshé Rabeinu nos cuenta que los Israelitas lamentaban en sus tiendas que D’s los sacó de Egipto porque los odiaba y para entregarlos a los Amorreos para que los mataran, y en el pasuk 32, les dice Moshé que no tienen fe en Adonai. Pero… ¿acaso esta gente no vió los milagros? ¿No estuvieron comiendo Maná que caía del cielo? ¿Acaso la generación anterior no les transmitió los milagros que vieron al salir de Egipto y al cruzar el mar? ¿No se suponía que esta iba a ser una generación nueva, lista para entrar en la Tierra prometida, a diferencia de sus padres?
Pareciera que en este momento, Moshé está utilizando la palabra “Emuná” con un sentido distinto al habitual cuando se habla de fe. En realidad, para gente que experimentaba la presencia Divina de un modo tan inmediato, es imposible pensar que no creyeran en la existencia de D’s. Lo que la Torá nos está enseñando con las palabras de Moshé es precisamente que la verdadera fe no es el creer en D’s, sino que el camino que sigue después de reconocer la existencia de D’s. Reconocerlo es solo el inicio de un camino que dura toda la vida.
Veamos otro ejemplo en que la Palabra Emuná se utiliza con otro sentido en Shemot 17:12, donde Moshé levantaba sus manos para derrotar a Amalek con la ayuda de Aarón y Hur para mantenerlas en alto: “… Vayehí yadav Emuná ad bo hashamesh”, traducido como “Y sus manos estuvieron estables (Emuná) hasta salir el sol”. De ese modo, Moshé no está llamando la atención por no “creer” en D’s. Es porque a pesar de creer, no se han mantenido firmes en su convicción. Por ello les recuerda el episodio de los merraglim en que vieron a los habitantes de Canaán como gigantes ¡Es ahí donde el miedo hace más grande al lobo! Esa es la falta de emuná, ya no como creencia ciega, sino que Moshé aborda la falta de emuná desde la racionalidad, desde el “ustedes vieron y aún dudan” cuando en los psukim 1:30-31 dice: Adonai vuestro D’s, que camina frente a ustedes, Él peleará por ustedes, de acuerdo a lo que hizo antes sus ojos en Egipto; y en el desierto, como viste como Adonai tu D’s te portó como hombre que lleva a su hijo a lo largo de todo tu camino, hasta llegar aquí, y en el versículo siguiente agrega “y en esto ustedes no tienen fe en Adonai vuestro D’s”
Según el Maharal de Praga, tres elementos componen la emuná: Empatía de D’s para con Am Israel al escuchar su llanto en Egipto, el Poder de D’s en Sus milagros que Israel habría de presenciar, y la comprensión, la idea de que Israel puede confiar en D’s porque D’s nos comprende también. El problema sería precisamente cuando no desarrollamos ese espacio de comprensión, ya que sin esa confianza en la que puedo ponerme en manos de un otro, porque de hecho implica perder el completo control de mi mismo, como el dejarse atrapar por otra persona a nuestras espaldas cuando nos dejamos caer. Sin esa confianza es donde una racionalización del sentimiento de miedo nos llevaría a declarar como en el pasuk 27 que “con odio nos sacó Adonai de la tierra de Egipto para ponernos en manos del amorreo y ser destruidos”. En otras palabras, al racionalizar para poner la falta fuera de nosotros, la ponemos en D’s por medio de una excusa para justificar nuestro miedo. El desafío más grande es el de ser capaces de encontrar a D’s en la adversidad, no cuando todo es lindo y fácil y reconocer que muchas veces, cuando apuntamos a otros con un dedo por aquello que nos pasa, otros tres dedos apuntan hacia nosotros.
Seamos capaces de reconocer a D’s en los momentos de dificultad, ya que en la vida, las oportunidades suelen encontrarse detrás de ellas. Seamos capaces de reconocer que esas dificultades son el modo que D’s tiene para llevarnos a nuestra Tierra Prometida personal.
Daniel Aarón Cuper S.
Seminarista Bet jai