Resumen Parashat Miketz
15 diciembre, 2017
Nos enseña nuestra tradición que el sueño es la sexta parte de la profecía; en otras palabras el sueño es el menor grado de la profecía. Bereshit Raba, nos dice que “Kol hajalomot oljim ajar a pe” -“los sueños van en pos de la boca”- según como se interprete, así es como se cumple el sueño. Si lo interpretamos para bien, así se cumplirá.
Este martes 12 por la noche encendemos la primera vela de Janucá, fiesta que celebra el triunfo de la minoría sobre los poderosos, de la luz sobre la oscuridad. ¿Qué relación hay entre Miketz y Janucá? La victoria de Janucá, nace del sueño de un grupo de personas que se animaron a anhelar una realidad distinta y a luchar por ella.
Miketz también resalta la importancia de los sueños, Iosef es capaz de soñar y de luchar pacientemente durante años para que sus sueños se concreten. Él sabe cómo descifrar el sentido de los sueños propios y ajenos, particularmente en nuestra parashá, los del Faraón – el famoso sueño de las 7 vacas gordas y las 7 vacas flacas. No sólo percibe la esencia profética que contiene el sueño sino que también provee al Faraón de una solución (juntar durante los 7 años de abundancia, para los siguientes 7 años de hambre). Entonces, Iosef se convierte en el hombre más poderoso, luego del Faraón. ¿Cómo es que Iosef es capaz de interpretar los sueños, cuando ningún otro pudo hacerlo?
Por un lado, Iosef hereda la capacidad de soñar de su padre, Iaacov, quién sueña con una escalera por la que suben y bajan los ángeles. Por otro lado, la Tora nos dice que la sabiduría de Iosef proviene de su íntima relación con Dios: “Estuvo Dios con Iosef y le extendió benevolencia…”- Bereshit 39:21. En nuestra parasha, Iosef responde con humildad y entereza al pedido del Faraón: “Dijo Paró a Iosef: Un sueño he soñado más no hay quién lo interprete y yo he oído acerca de ti, diciendo, que escuchas un sueño y lo interpretas. Replicó Iosef a Paró diciendo: ¡No está en mí! Dios dará una respuesta propicia a Paró” – Bereshit 41:15-16. Iosef es un tzadik, un justo, no se vanagloria de sus éxitos sino que se presenta como un emisario que cumple una misión divina: descifrar la visión profética.
Iosef y Janucá son dos historias que confluyen para enseñarnos el verdadero valor de los sueños. En nuestro mundo moderno, cada vez más, vemos gente que renuncia a perseguir sus sueños y lo que es peor, que ya no sabe soñar. Nos cuesta, a veces, imaginar un futuro mejor, la rutina nos tapa y marchita nuestras ilusiones.
Una de las frases favoritas de mi abuelo –que también era “un gran soñador”- es la famosa cita de Oscar Wilde: hay dos tragedias en la vida, una es no obtener lo que deseamos y la otra es obtenerlo. Y agregaría yo, obtenerlo y ya no ser capaz de volver a anhelar, esa es la peor tragedia de todas.
Quiera Dios otorgarnos la fuerza para no dejar de soñar, para ser capaces de comprender para bien nuestros sueños y tener la valentía de concretarlos.
Shabat Shalom U Mevoraj!
¡Jag Urim Sameaj!
Rabba Marcela Guralnik