Resumen Parashat Itró

2 febrero, 2018

De conversos, conversiones y versiones con-jugadas

Comenzamos con dos datos y una reflexión:
1: La sección de la Torá que contiene (nada más y nada menos que) los Diez Mandamientos se llama “Itró” y la estamos leyendo esta semana. Esta parashá describe (nada más y nada menos que) la Revelación de Dios mismo al mundo todo y lleva el nombre de un no judío: Itró era, en efecto, el sumo sacerdote del pueblo de Midián (además de ser suegro de Moshé).
2: Las tradicionales palabras de respuesta que pronunciamos cuando alguien nos pregunta cómo estamos “Baruj haShem” (bendito sea Dios), son mencionada tres veces en la Torá. Las tres veces son pronunciadas por alguien no judío. Noé (Gen. 9:26), Eliezer (Gen. 24:27) e Itró (Éxodo 18:10). Por lo tanto, cuando bendecimos a Dios, lo hacemos con palabras que fueron pronunciadas por vez primera por aquellos de nuestra comunidad que no fueron criados como judíos. Hoy, a estas personas se las llama “conversos”. Sólo cuando es necesario yo prefiero decir “judíos por elección” y,!de no serlo,!alcanza y sobra, sencillamente, con “judíos”.
Ahora: Algo de midrash
Itró no sólo no nació judío. Además de ser toda su vida sacerdote de los ídolos midianitas, llegó a considerar unirse al enemigo público número de Israel: el pueblo de Amalek.Cuando Itró se “convirtió” al judaísmo, él mismo se hizo el brit milá y luego fue recibido con todos los honores por su yerno Moshé, por los 70 Ancianos/Sabios de Israel y…por Dios mismo.
El Midrash agrega que muchos de los no judíos y judías de la mayoría de los pueblos del mundo copiaron su actitud y eligieron, también ellos, ser judíos.
Para concluir: Una enseñanza (que aprendí de un texto de Judith Berinstein de Polakoff)
Meguilat Rut, el rollo que acostumbramos a leer en Shavuot, lleva el nombre de su protagonista, una mujer que representa el ejemplo más sincero y autentico de aceptación desinteresada de la Torá, de las creencias y la voluntad del Dios de Israel en lo que, nuevamente, hoy llamamos “conversión”. Rut la conversa, la bisabuela del Rey David, Rut antecesora, por lo tanto, del esperado Mesías.
Nos cuenta Martín Buber que Rabí Aarón llegó una vez a la ciudad donde el pequeño Mordejai (y que con el tiempo sería el Rabí de Lejovitz) estaba creciendo. Su padre llevó al niño en presencia del Rabí visitante y se quejó porque no perseveraba en sus estudios. “Deja al niño conmigo un instante” pidió Rabí Aaron. Al quedar solo con el pequeño, Mordejai se inclinó y lo abrazó contra su corazón. Silenciosamente, lo mantuvo contra su corazón hasta que el padre retornó. “Le he dado una buena reprimenda”, dijó, “De ahora en adelante no le faltará perseverancia”. Cada vez que el Rabí de Lejovitz relataba el incidente, relataba: “en esa oportunidad aprendí a CONVERTIR hombres”.
Shabat Shalom U Mevoraj!
Rab. Gabriel Pristzker